viernes, 6 de noviembre de 2009

“El amor q se sentían era tan fuerte q ni la misma muerte los pudo separar. Eligieron morir juntos excepto el amor q se sentían, el qe siempre vivira"


Eran las doce, ella seguía inquieta en su cama sin poder dormir, miraba el reloj, el tiempo pasaba y ella seguía sin poder dormir, se sentía triste, deprimida. Tenia una extraña sensación, algo no estaba bien, algo faltaba, sentía como un profundo vacio y no podía explicar porque. Salió de la cama lentamente, un tanto insegura, encendió la luz y empezó a mirar el cuarto como si buscara algo, parecía un policía supervisando que todo este bien, y hací lo era, todo estaba en su lugar, todo estaba como siempre, sin embargo ella seguía sintiendo esa sensación extraña. Regreso a la cama e intento de dormirse, cerro los ojos y se puso a pensar en él, en su príncipe azul, el se había marchado a un país lejano, aunque antes de irse le juro amor eterno… Ella se durmió pensando en el, se notaba en su cara mucha tranquilidad, el cuarto estaba inundado de oscuridad en un silencio profundo. Ella estaba soñando…… Soñaba con reencontrarse con su príncipe azul, con volver a verlo, a abrazarlo, a besarlo y a amarlo más que ahora. Su sueño la encaminaba a la felicidad. Se encontraba en el bosque con el, su príncipe. Era un día soleado, un día de película. Se empezaba a acercar la noche, ellos permanecían juntos, jugando como niños sin temerle al peligro, a lo que les podía pasar. Se abrazaban, se besaban, se juraban el amor que se tenían, juraban que su amor iba a durar hasta después de la muerte y que nunca nada ni nadie los iba a separar, habían jurado escaparse del mundo juntos y para siempre. Era de noche, se calculaban las doce de la noche, el cielo se empezó a llenar de masas de algodón, y luego las gotas de agua del cielo empezaron a caer. Se aproximaba una tormenta. Ellos se encontraban refugiados debajo de un árbol, ella tenía miedo, odiaba la lluvia, y esto la deprimía. A el le gustaba, le gustaba sentir la lluvia, la trataba de tranquilizar acariciándola y hablándole al oído, como si ella fuera una nena. Sus intentos de tranquilizarla fueron fallidos, ella comenzaba a mostrarse mas triste, el la comenzaba a abrazar, la comenzaba a besar, aunque el también sentía una extraña sensación, sentía que algo iba a pasar, algo extraño, algo desconocido, no podía explicar esa rara sensación. La tormenta empezó a empeorar, ella comenzaba a llorar, el la abrazaba mas fuerte, el también se empezaba a sentir triste, no sabia lo que iba a pasar, pero a ella no la podía dejar, le tenia que dar fuerzas y mantener las de el, no podía dejar que la tristeza los ahogue. El le recostó la cabeza sobre su pecho, se miraban, se decían “te amo” eran las únicas palabras que salían de sus bocas, ya no pensaban en lo que iba a pasar solo pensaban en que se amaban y en que siempre se amarán a pesar de todo. El la sentía fría, la notaba pálida aunque no la podía ver, cada vez la sentía menos, pero ella estaba ahí junto a el. El bosque se empezó a notar borroso y a la vez con más claridad. Una luz lo iluminaba, una luz blanca y extraña que los comenzaba a rodear, la lluvia ya no se sentía. Ella levanto la cabeza lo miro a el, notaron un cambio: su vestimenta. Ella vestía de un vestido blanco-crema muy hermoso, como el de una princesa a punto de casarse con su príncipe. Él vestía un traje completamente blanco, con una rosa negra de adorno. Se levantaron sin decirse una sola palabra, se tomaron de la mano dando un gesto de fuerza y luego se dirigieron a la luz. Ellos ya no estaban en el bosque, estaban en un lugar vacio donde podían inventar su mundo juntos, donde el alma ya no se preocupaba por nada, ya no sentía nada, solo amor, ese amor que se tenían mutuamente, el que iba a durar hasta después de la muerte. El la tomo suavemente por la cintura, ella rodeo sus brazos por el cuello de el, se besaron como nunca se habían besado y con este gesto juraron amor eterno…Ella nunca se despertó. Su madre entro a su habitación para ver que todo este bien, y para ver como su hija dormía. Su hija ya no estaba dormida, sino que estaba atrapada en un sueño eterno… ella estaba muerta, pero no estaba sola. Al lado de ella la abrazaba un chico, un hermoso chico que estaba al igual que ella atrapado en ese sueño eterno donde ellos dos se juraban Amor Eterno…

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